Charla FLADEM ( Foro Latinoamericano de Educación Musical )
XV Seminario Latinoamericano de Educación Musical
Córdoba – Argentina 7 / 09

Hace un tiempo fui a un encuentro de la Canción Infantil que se realizó en la provincia de La Pampa, casi 10hs de viaje en ómnibus.

 (…) La buena suerte me acompañó y viajé codo a codo con una niña pajarita que tenía poco más de un año. Ella, todo el tiempo en la falda de su madre, falda que por momentos era patio de juegos, luego regazo para dormir y más tarde bandeja para comer. Me dediqué con verdadero deleite a observarla.

Jugó totalmente absorbida, con un llavero, que le ofrecía sonidos y formas cambiantes. Cuando se cansó, comenzó a cantar, a oírse y a jugar con su voz de pajarita. Luego volvió al llavero, después una zapatilla que se le había salido se transformó en sus manitos, en una especie de hamaca colorada hasta que apareció el pícaro sueño y el regazo de mamá se transformó en cuna.

La luminosidad y serenidad de esa pajarita era consecuencia de la actitud de la madre, atenta a su niña, madre amorosa, pero tranquila. La ayudaba si hacía falta, pero no se adelantaba con estímulos nuevos. Respetaba “el  tempo“ de su niña.

Tampoco se lucía ante mí, incitándola a que hablara o cantara. La dejaba ser.

Le daba ese espacio de silencio, que en general pocas veces damos y facilitamos a nuestros chicos y que pocas veces nos damos a nosotros mismos.

Doblemos la página y encontrémonos con El Chango Spasiuk, un músico argentino de la zona de la mesopotamia.

Compositor, acordeonista conocedor y practicante del folklore, nacido en el seno de una típica familia de inmigrantes; de las muchas familias que se afincaron en nuestro litoral a principios del siglo pasado.

(…) El Chango Spasiuk realiza para el Canal ENCUENTRO, canal perteneciente al Ministerio de Cultura de la Nación, una especie de relevamiento, recorriendo el país en busca de la otra música. La que celebran y practican los campesinos. La que se cultiva y se enseña en escuelas ignotas. El Chango rescata la música que tocan, bailan y cantan chicos y grandes; señoras y señores memoriosos. Pero cómo lo hace ?

(… ) Para comunicarse con los otros, no busca lucirse. Sabe escuchar … y regala un respetuoso y sonriente silencio después de cada entrega musical que le hacen los lugareños. Es como un duende, que además, sabe preguntar porque quiere aprender él, que rebosa música; una lección de silencio y humildad…

Para mí, la mamá de la niña pajarita y nuestro músico Spasiuk, son dos ejemplos de escucha y de silencio, esa escucha y ese silencio que abre las puertas a la expresión, y al deseo de los otros.

(…) Por que a veces hacemos que escuchamos, pero no escuchamos. A veces tenemos una actitud invasora, que tiene que ver, en nuestras culturas, con el poder que da el saber.

Hemos sido educados, unos más, otros menos, en esta relación casi verticalista y cuando nos llega el momento de transmitir, de enseñar, repetimos ese comportamiento como algo “natural”.

Recuerdo que en plena etapa mía, como educadora musical, observé que a veces tenía esa actitud invasora. No tenía paciencia para dejar hacer, interrumpía con propuestas personales y me dí cuenta que ese comportamiento respondía a mi necesidad de cantar y expresarme con las canciones que estaba componiendo y que el lugar para desarrollar esa faceta, no era el aula sino un tablado o un escenario.

(…) Así fué como durante décadas alterné mi tarea docente con la de cantautora . Y al ordenar mis roles, los alumnos tuvieron su espacio y yo el mio.

Como coordinadora junto a Sonia Brounstein de los Talleres del MOMUSI (Movimiento de Música para Niños de Argentina), observo que algunos capacitadores comienzan los talleres a partir del silencio.

Cuando esa convocatoria al silencio, no es una mera formalidad, cuando es un pedido auténtico, sostenido y compartido serenamente por el docente, les aseguro que no emerge un silencio cualquiera:

emerge El SILENCIO, que empieza a “mover cosas» que abren nuestro cuerpo y lo transforma en cuerpo escuchante.

Cuerpo escuchante que se conecta con un afuera, donde también, otros integrantes han tenido el auténtico interés de conectarse, primero, con ellos mismos y luego con el resto de sus compañeros.

Si a esto agregamos la formación en círculo que a veces se da, entonces la comunicación se palpa y se efectiviza con una energía muy particular.

Probablemente en esas situaciones se moviliza no solamente el cuerpo físico y el mental; también se moviliza el cuerpo emocional y el cuerpo espiritual, que generalmente “funcionan» desconectados.

Porque los adultos generalmente respondemos a los estímulos en forma fragmentada: si comprendemos, no sentimos; si sentimos, las múltiples corazas nos impiden expresarnos; si nos movemos lo hacemos en forma estereotipada.

Generalmente, vamos perdiendo esa capacidad que tenemos en la infancia, de responder a los estímulos con todo nuestro potencial humano (…)

El juego, la creatividad y la capacidad de percibir y expresar no son solo patrimonio de los niños y de los artistas.

En algunos talleres de MOMUSI, cuando llega el momento de la evaluación, una de las primeras cosas que rescatan los asistentes es el reencuentro con el juego, que les permitió encontrarse con aspectos de su SER que estaban dormidos. ¡Cuanto hace que no jugaba! … ¡ Los docentes hacemos jugar, pero no jugamos ! (comentan)

Habría que rescatar al niño que fuímos: curioso, imaginero, transformador, tierno, irreverente y a la vez crédulo.

(…) Inmersos en la era del entretenimiento, instalado en forma masiva ( chabacana y torpe ) desde los medios de comunicación, a veces confundimos las posibilidades creativas del juego, con el mero entretenimiento. que como un chicle: entretiene y no alimenta.

Dada la “chatarra“ mediática, sonora y visual que nos envuelve, no es fácil llegar a ese silencio creador.

El exquisito músico y pianista Keith Jarrett manifiesta en una extensa meditación sobre “el silencio»:

(…) “En el silencio está el potencial que hace surgir la música.
La música es la actividad de dar significado, y solo puede darse significado a través de jugar con los silencios.(…)
(…) debemos ver los silencios, habitarlos, vivirlos .”

Gracias Keith Jarrett

 

Al concluir la ponencia  escuchamos  “Canto do povo de um lugar” de Caetano Veloso